Si estar en las nubes cuesta tan poco ¿por qué apenas volamos?

La vida no es justa. Hasta ahí tú, yo y todos estamos de acuerdo ¿Verdad? Sigamos pues. Ante esta circunstancias tenemos dos opciones:

  1. Revolcarte en tu charca como un cochino
  2. Enchufar la manguera y darle presión para quitarte la mierda tú solit@

Nada mejor que un ejemplo que es lo que me lleva a escribir esto hoy. Hace pocos días recibí una llamada. Alguien había pensado en mí para una oportunidad en una institución que me ilusionaba (por no decir requetechiflaba). Empezamos a ver documentación de ésas básicas de titulaciones y experiencia laboral. Nerviosilla me puse, pero aún no lo veía opción cercana.

El lunes vienen a entrevistarme dos personas más y, también entendieron que era una opción estupenda ¡Joder! ¡Que esto va en serio! Y ya empiezo a creérmelo. Así que envían toda mi documentación y experiencia (que no es poca, humildad (y paciencia) a un lado) pero un inspector externo, de los que revisan papeles y no personas, decide que no, que no soy válida. Entre otras cosas porque mi Licenciatura de Periodismo no está relacionada con el Marketing ¿Hola? ¿Sabe usted que las dos carreras tienen sus dos primeros años con asignaturas exactas? Cosas de la burocracia…

Bien, ante esta situación nos encontramos las opciones que dimos al principio. Venga va, vamos a sincerarnos. Primero opté por la primera. Para qué mentir. Inicialmente me fustigué por permitirme SOÑAR con la posibilidad que muchas veces he anhelado. Luego pasé a la autocompasión. Es lo más fácil. ¡Por quéeeeee! Pero por qué sieeeeeempre me cuesta taaaaaanto toooodo lo que hago. (Pataleta ésas de soltar zapatos con la fuerza de las patadas casi voladoras)

Y mira, me lo permito. Porque las emociones hay que soltarlas. Pero es que luego la vida sigue.

Voy a empezar a darle presión a ese grifo. ¡Caca fuera! Vamos a sacar lo bueno de todo esto

  1. Si estar en las nubes cuesta tan poco ¿por qué apenas volamos? ¿Por miedo a que no lo consigamos? ¿Al qué dirán? ¿Al qué te dirás? Al carajo pipa, yo me voy a seguir agarrando a Einstein y su «Como no sabía que era imposible, lo hice»
  2. Así que tres personas capacitadas han confiado ciegamente en la posibilidad de que mi perfil iba a entusiasmar al alumnado (sí, era formación). Anda, pues sí que lo valgo. Y sumo. Empresas con las que he trabajado en todo este tiempo corrieron hasta en fin de semana a certificar mi labor en sus negocios. Y olé. Qué de relaciones humanas sólidas he labrado durante este tiempo…respiro hondo y ya no huele ni mal.
  3. ¿No haberlo conseguido implica no ser capaz? Jamás. Simplemente no es mi oportunidad ni mi momento. Las cosas tienen que suceder de manera natural. Si no están para ti. No lo fuerces.

Así que ahora estoy otra vez satisfecha con lo que he aprendido estos días y con las conclusiones que adquiero de las experiencias. La vida es cuestión de actitud. Tú decides qué camino elegir. Yo me quedo con el de volar (alto, muy alto) y ver las nubes ahí que parecen tan cómodas y apetecibles que dan ganas de romper la ventana y salir fuera. Y da igual si las cosas no salen porque cuantos más sueños te permitas, más ilusiones tienes a las que agarrarte. Rompe con el miedo a caerte porque (si quieres) te levantarás. No piensen en el que dirán porque lo importante eres tú y todo lo que crees en ti. Y…voy a acabar con una frase de Erich Fromm que me han dejado como comentario dentro de este blog:

Hay que ser feliz en el proceso de vivir cada día más, sin importar el avance que el destino nos permita realizar, porque vivir tan plenamente como se puede resulta tan satisfactorio que es difícil preocuparse por lo que uno logra o no.

«¡Arsa!» Digestión del día acabada ¡Me voy al baño a soltar lo que quedaba ahí dentro! ¡A seguir!

Regla María Gómez Tejada

En Twitter @RegliGomez

6 comentarios en “Si estar en las nubes cuesta tan poco ¿por qué apenas volamos?

  1. No podría estar más de acuerdo contigo, hay que arriesgarse un poquito y volar cuanto más alto mejor, aunque luego nos estrellemos contra el suelo, no tenemos mucho que perder en realidad. Pienso que sería mucho peor si en el lecho de muerte nos arrepintiésemos de lo que no hemos hecho, lo que haya salido mal habrá valido al menos para saber otra forma con la que no podíamos conseguir nuestros sueños.

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